Cuando despertó tuvo una sensación extraña y no supo donde se encontraba.
Miró hacia un lado. Luego al otro. Y alarmado comprobó que a su alrededor no había nada, solo vacío.
Intentó calmarse, comenzó a recordar lo que le había sucedido en las últimas horas.
El trabajo, el estrés, María, el restaurante, la discusión, la desilusión. Llovía, él no llevaba paraguas. Volvió a sentir las luces de los faros de aquel coche que solo vio unos segundos antes del golpe. Se vio a si mismo corriendo hacia María. Lloraba.
…
No, no.
No, no fue así, reflexionó.
María fue la que lloraba y corría hacia a mi.
Entonces recordó el dolor físico, ató cabos y volvió a intentar situarse lentamente. Caminó unos pasos.
Y se dio cuenta de que, seguramente, estaba muerto.
Primera ilustración Fernando Pinillos
Texto Cris García
Segunda ilustración Inés Sánchez
18/6/08
No estaba muerto
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario